
Todos los miércoles por la mañana tiene lugar en la Avinguda (Avenida) del País Valencià de Calpe, junto al Campo de Fútbol municipal, el típico rastrillo; un mercadillo algo devaluado por la escasez de productos de segunda mano y que se rellena con baratijas más o menos nuevas y ropa de la que, por ejemplo, desechamos dos o tres veces al año y que recogen, presuntamente, organizaciones para no sé qué labor humanitaria; y que terminan su periplo...