lunes, 2 de agosto de 2010

Molestando a los [negros] vendedores ilegales


Entre semana, la policía local patrulla el paseo marítimo hasta las once o las doce de la noche, a veces, con la sensación de que solo se pretende molestar a los vendedores ilegales de mercancías, gafas, bolsos, camisetas y otras baratijas, generalmente falsificaciones de marcas famosas como Doce y Gabana, Armani, Rolex, Ray-Ban, Lacoste u otras etc..

Los vendedores ilegales, sin los correspondientes permisos, como diría uno de mis vecinos “esos chicos de color que se esconden en el callejón” con sus mantas, sacos y escaparates a la vez, de artículos piratas...; chicos de color, negro; claro está.

Los policías andan, como si nadaran, ida y vuelta, una y otra vez, en el malecón inundado de turistas: el típico lugar de concentración, cita y exhibición de todos los pueblos, marinos, ribereños o, incluso, de secano. Y los negritos, ocupados en abrir y cerrar la tienda con la celeridad y la urgencia del sistema. La manta se agarra por los cuatro costados y las mercancías, con su propio peso, hacen la forma del bulto, mochila, talega, macuto o zurrón… y a correr con la mercancía. Los guardias lo saben. No hacen, ni siquiera intención de iniciar la persecución. Los negros tienen su propio sistema de alarma, con vigías apostados los escasos metros que se necesita para desmontar el chiringuito. Se trata, simplemente, de hacer acto de presencia (¿un paripé?) para “intranquilizar” al negro pirata y “contentar” al blanco y al chico de color afincados y con papeles y puesto propio.

Se da, a menudo, la circunstancia, que conociendo cada cual su papel, se eterniza el turno de guardia y, mientras tanto, charlan o pasan el rato cerca los unos y los otros, negros y policías… Otras contravenciones de la ordenanza (como pasear con los perros, circular en bicicleta, etc… ) no son motivos de atención de la autoridad local. Y mucho menos de apercibimiento o sanción.
Una vez acabado el turno de vigilancia en el paseo marítimo, once y media o doce, se extienden las mantas, aunque por poco tiempo. La mayoría de los paseantes van camino de sus apartamentos y casas.



0 comentarios:

Publicar un comentario