martes, 27 de agosto de 2013

Una ensoñación tras la sombra fantasmal del Peñón



En el Xanadú

JOSÉ AGUSTÍN GOYTISOLO

Hace frío la brisa me despeina
y trae olor a sal de mares muertos
frente a antiguas ciudades.
  Corro subo
cruzo pasillos atalayo el tiempo
y veo alzarse las banderas que odio
al pie de Jericó.
No les doy tregua
llamaré en mi socorro a las legiones
de Lépido.
¡Ay terribles noches hondas
con Moctezuma golpeando el sueño
que me acosa en el fuerte!
No podría
resistir el embate de estas ola
como aguanté en Messina.
Ahora distingo
a Cabrera y sus hombres galopando
hacia los muros de Morella.
Soy
uno tan solo espacio pero
un millar en el tiempo.
No os es dado
comprender lo que pienso.
Oigo mis pasos
en el porche desierto y me posee
la fuerza que soñaba para el mundo
Vladimir Ilich Lenin.
Este sitio
es mi condena mas también la abierta
e inacabable habitación que el hombre
persigue mientras duerme: alta cambiante
fundida en el paisaje hecha de piedra
y desafío al mar.
Como el tesoro
oculto en una cueva de mi memoria
brilla entre esta paredes.
No intentéis
arrancarme jamás la antigua clame
que conozco y ejerzo.
Libre libre
viviendo entre cadáveres de esclavos
que se afanaron en alzar imperios
sobre un pantano que los engulló
entre fechas y edades.
El futuro
está muy cerca igual que lo vivido;
como nuevo Tiresias me limito
a esperar que suceda lo que vi:
nadie podrá evitarlo no hay señal
en el cielo estrellado.
Luchas pactos
victorias imposibles esperanzas
furor de humanidad que se rebela
como hormiguero al que aplastara un pie
distraído y enorme.
El viento amaina
me acomodo en el balcón.
Tras la sombra
fantasmal del Peñón se ven las luces
de las barcas que salen al candil
en un mar ya sereno.
No penséis
que todo fue un mal sueño: un cigarrillo
de marihuana es poca explicación
para tanta certeza.
Estad alerta
la muerte os ronda puedo oír su canto
mientras busco otra vez las escaleras.
No podréis escapar: yo estaré siempre
en este caserón buscando a un dueño
que ya se que no existe entre los gritos
de niños que algún día nacerán
y que hace tiempo vi como murieron.


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 BIBLIOGRAFIA: 

Taller de Arquitectura. José Agustín Goytisolo. (1977).  Editorial Lumen, 1995.

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